En la memoria de los mayores, perduran aún restos de romances, trovas o simples rimas que con el tiempo tienden a desaparecer. No tienen, por supuesto, otro valor que el de ser portadores del recuerdo de acontecimientos, fechas y personajes, que ya es suficiente, aunque bien puede decirse que se trata de literatura popular. Lo que viene a continuación son las primeras estrofas de un conjunto de 72 escritas por Eusebio Sobrino Gómez, allá por el año 1934, el día de San Juan.
Están sacadas de dos copias mecanografiadas, idénticas, que me prestaron Víctor Tamés, de Porrúa y Lalín Gutiérrez de Parres. Para las anotaciones conté con la ayuda de mi padre, Santiago González Gutiérrez, que aún las recordaba,, con sus 93 años. Aquel día, con catorce años, hubiera deseado ir de excursión, pero trabajaba a jornal como criado en la cuadra de Bernardino Noriega Miyar. Aún perduran en la memoria de más gente del pueblo como pude comprobar, por lo que tuvo que ser muy celebrado, tanto el acontecimiento en sí cuanto el ingenio con que su autor las elaboró.
”EXCURSION AL CUERA” (Parres, 24-06-1934)
I
Atención pido señores
para poderles contar
una famosa excursión
el domingo de San Juan.
II
Partieron hacia Porrúa
José Quintana [1] y Seíno[2]
en busca de Juaco El Roxu [3]
por si éste se había dormido.
III
Entran por La Caleyona
tocando el himno de Riego
comprometiendo a las mozas:
¡Vamos; no hay que tener miedo!
IV
Salió Gloria [4]sonriente:
yo a eso miedo nunca tuve,
como somos gente alegre
nos tiene miedo la nube.
V
Delante casa de Amalia [5]
nos toca un paso doble
para despedir al pueblo
que siempre ha sido tan noble.
VI
Al llegar a Los Carriles,
encontramos a Mariano [6]
con una carga de gromos
que venía muy sofocado.
VII
Le dimos a beber vino.
Por usar de la prudencia,
en vez de darnos las gracias
nos hizo la reverencia.
VIII
Junto a La Riega la Cabra
sentimos que dan una voz:
era Eduardo [7]que llegaba
al cargadero del Coz.
IX
Seguimos muy animosos,
sin temer lo que viniera,
con enorme* alegría
de llegar a ver El Cuera.
X
Sin darse ninguno cuenta
de todo lo que pasaba,
fuimos a contar la gente
y faltaban dos chavalas.
XI
Junco ya notó la falta,
llegando a santa Marina,
y vio que las que faltaban
eran Elisuca [8] y Lina. [9]
XII
Seguimos camino arriba
y empezó a cantar Martín [10]y,
en el Alto la Tornería,
se nos presenta Cardín [11]
XIII
Allí le pegamos todos
una embestida a la bota,
luego después el gaitero
nos hizo bailar la jota.
XIV
Allí nos cogió Jesús [12]
y dijo que “¡ahí va la galga!”,
contestando Ramón López [13]:
“¡Ya llegó lo que faltaba!”.
XV
Al llegar a Las Llamarcas
se nos escapa Ricardo
a buscar el garitucu
que había dejado olvidado.
XVI
En la mayada de Enrique,
que está situada en La Prida,
pega Julia [14] un resbalón
e hincó en suelo la rodilla.
XVII
Penetramos en el valle,
cantando como jilgueros
y allí nos tocó Joaquín
un paso doble torero.
XVIII
Entramos todos alegres
a mirar La Vega el Cobu
cuando dio Lleña la voz
de “¡armarse que viene el llobu!”.
XIX
Llegamos al Cobu el Agua
cantando con alegría
y allí refrescan las botas
Pancho [15] y Salvador García [16].
XX
En la fuente Jorticeda
nos sentamos un ratucu
y allí algunas de las chicas
echaron un tocaducu.
XXI
Al asomar sofocados
a La Cruz de Ventaniella,
a algunos de la excursión
se les doblaban las piernas.
XXII
Con un guadaño roñoso,
unos pasos más arriba,
estaba Antonio[17] el del Jogu
segotiando unas jortigas.
XXIII
Después de bailar dos piezas,
bien nos llamó la atención
que, saltando por un palu,
fue Rogelio [18] el campeón.
XXIV
Sebio [19] pisó una boñica
y, al dar una carcajada,
le llenó a Julia el pescuezu
y la cara de cuayada.
XXV
Entramos en la cabaña
de Remigio [20] el de Caleya
y, a puñados, de un pucheru,
saca la cuayada Lleña.
XXVI
En la boca La Vallella,
iba floja la barriga
y se vuelve Salvador
porque perdió la comida.
XXVII
Tomamos rumbo a comer
al pie de una fuente fresca,
cuando marchaba Jesús
por la boca La Vallella.
XXVIII
Maria Luisa [21], Gloria [22] y Lili [23]
comieron en un coteru
y en una piedra cercana
está sentado el gaiteru.
XXIX
Fernando [24] y Elisa comen
al lado de Luis [25] y Pancho [26];
Pili, [27] Lola [28] y Alfonsina [29]
un poquito más abajo.
XXX
Ya una vez que estamos todos
con la barriga repuesta
se componen las chavalas
al pie de una fuente fresca.
XXXI
Llegamos a La Llapudia
alegres y muy contentos,
pero Ramonín [30] y Carmen [31]
han esperado al gaitero.
XXXII
Fuimos al Jou la Espina
y pasamos a carreras
para llegar enseguida
al Puerto de Manzaneda.
XXXIII
Al llegar a Manzaneda,
allí estaban tres mujeres,
con cuatro o cinco chavales
que corrieron como liebres.
XXXIV
Una mujer a otra dijo:
“¡Demoniu, e xente de chompla!”.
Que llamen aquí al gaitero
y que bailen una jota.
XXXV
Cuando llegaron a Brañes,
a aquella frondosa vega,
vimos dos hombres tumbaos
de los que tiran la piedra.
XXXVI
Al llegar a aquella vega
el sol bien resplandecía
y un hombre aguantaba un perro,
porque decía que mordía.
XXXVII
Entramos a una cabaña,
como los quintos al ranchu,
cuando Felisa [32] en voz alta
dice que se suelta el xatru.
XXXVIII
El hombre que nos sacaba,
de un rincón, agua templáu
dijo mirando a la gente:
Ya estoy bien acostumbráu.
XXXIX
Los hombres nos enseñaron
a pasar a Peña Blanca
y, en una pendiente,
vimos una becerra tudanca.
XL
Empezamos a vocearla
y la vaca se plantaba.
No es que fuera un toro “Mihura”,
pero respeto, sí daba.
XLI
Desde abajo, dice Lleña:
ya está la gente asustáu;
torearla desde ahí
con el trapu colloráu.
XLII
Cabao de pasar alegres
a toda la Peña Blanca,
se nos cae Martín al suelo,
pero luego se levanta.
XLIII
Al llegar a Reburdieyu,
sentimos cantar a un grillu
y, por bajar a carreras,
lastimó Lina un tobillu.
XLIV
Opinamos echar vino**
en aquel pie desnegrido,
pero sin darse uno cuenta,
Ramón se lo había bebido.
XLV
Ni en la bota de Rogelio,
ni en la de Pancho lo había
y las otras que quedaban,
todas estaban vacías.
XLVI
Ya estábamos casi abajo,
pero al dar un paso corto,
pisa Herminia [33] un jelechu
y entra de pies en un torcu.
XLVII
Cayó Ramón [34] en La Verde
por bajar bastante aprisa
y encontrando tope al frente,
derribó al suelo a Felisa.
XLVIII
Cuando tocaba el gaitero,
sentadito en una piedra,
bailaban Cardín y Elisa [35]
en medio la carretera.
XLIX
Después de pasar La Verde
empezamos a cantar
y en el sitio de las cuevas
paramos a merendar.
L
Al pueblo de Villa entramos
adornados con anabios
y al llegar donde la fiesta
todos se quedan mirándonos.
LI
Bailamos una piecina
que fue “Los campanilleros”
y con las mismas nos fuimos
a echar vino a los pellejos.
LII
Antes de llenar las botas,
para consolar los males,
nos echó el alto un paisano
de Arbitrios Municipales.
LIII
Estando muy divertidos
en campo donde bailamos,
vimos a José Manuel
que marchaba con los palos.
LIV
Viendo que allí no había plan
ya de ninguna manera
opinamos, en conjunto,
salir a la carretera.
LV
Allí cantamos, bailamos
e hicimos en plan de chunga
juntarse a todo aquel pueblo
a presenciar nuestra rumba.
LVI
En la casa de un señor,
por el cual hacíamos juerga,
nos convida a todos juntos
a comer cerezas negras.
LVII
Subimos a la cerezal,
lo menos docena y media,
mientras, quedaban los otros
cantando en plan de juerga.
LVIII
Por un corredor subieron
Fernando y Eusebio en Villa
y les llaman sinvergüenzas
convidándoles a sidra.
LIX
Debajo de un corredor,
fue caso de gran rareza,
que tiran Gloria y Felisa
con los rabos de cerezas.
LX
Ya llegamos hasta Villa
sin pasarnos nada malo,
y a la salida del pueblo,
perdió María Luisa el palo.
LXI
Antes de entrar en Mazucu,
cantamos unos cantares
y delante la capilla
pasamos a echar un baile.
LXII
Cuando bailamos allí,
ya no se veía ni gota
y nos pide una mujer
un sorbiatu de la bota.
LXIII
Llegó corriendo Felisa
y, a la pobre mujerina,
más de la mitad del vino
se lo tiró por encima.
LXIV
Cuando al salir del Mazucu
cuatro se quedan zaqueros,
fueron Fernando y Rogelio,
Lleña y Joaquín el gaitero.
LXV
Nos sentamos un momento,
cantando en son de broma,
y fuimos a echar un baile
todos a La Revueltona.
LXVI
Bajamos en plan de juerga
por toda La Tornería
y, pasando por La Polla,
se cae Lleña de costillas.
LXVII
Pasando a Santa Marina,
nos tocó Juaco un danzón
y una mujer nos miraba
asomada al balcón.
LXVIII
Tomamos rumbo hacia Parres
y, al llegar a La Casona,
nos estaban esperando
gran número de personas.
LXIX
Tocó el gaitero una jota
bailándola en plan de juerga
todos en buena armonía,
en medio de La Casona.
LX
Siguió tocando unos bailes,
por cierto muy animados,
para demostrar al pueblo
que no estábamos cansados.
LXI
Nos despedimos contentos
y alegres hasta mañana;
todos con gran apetito,
a cenar y pa la cama.
LXII
Ánimo, gente juerguista,
y serio nadie se ponga
que, en la próxima,…
¡Iremos a Covadonga!
Protagonistas por orden de aparición:
1. José, hijo de Roque y de la tía Segunda de Sabugosa..
2. Seíno, José Manuel Fernández Arenas, hijo del tío Máximo y de la tía Marina y hermano de Martín y de Concha, de La Veguca.
3. Xuaco, el gaiteru, era carpintero de Porrúa y construyó el molino eléctrico en el que atendía las moliendas.
4. Gloria Noriega Romano, hija de Ramón y de Joaquina, de La Caleyona.
5. Amalia la del Fresnu, de Brañes.
6. Mariano Junco, padre de veintidós hijos: Ramón, Conchita, Gabriel, etc., hijo de la tía Dominica y por tanto, tío de Chus, Santos, Tonio, Modestina y Chicho, de Tamés.
7. Eduardo, Lleña, Cerezo González hijo de Damián y Dolores de Tresierra.
*. Por la falta de dos sílabas para cumplir el estricto metro que usa el autor a lo largo del romance, pudiera hacerse la sustitución de 'gran' (en el original) por 'enorme', en caso de ser recitado. Sólo es una sugerencia.
8. Elisa Fernández Gutiérrez, hija de Juan y Vitorina, de El Colláu.
9. Lina Junco Junco, hija de Venancio y Benigna, de La Concha.
10. Martín Fernández Arenas, hijo de Máximo y Marina y hermano de Seíno, de La Veguca.
11. Cardín, Ricardín Gómez Gutiérrez, hijo de Ricardo y de María, de Pedrujerrín.
12. Jesús González Gutiérrez, hijo de Santos y María, de La Casona.
13. Ramón, hijo de Pío López y María Gutiérrez, de Tresierra.
14. Julia Cerezo González, hija de Damián y Dolores, de Tresierra.
15. Pancho Sánchez de la Vega, hijo de David y de Teresa, de Tamés.
16. Salvador García Noriega, hijo de Antonio y Francisca.
17. Antonio Sobrino Arenas, hijo de Marica Vallellu y Perico, de El Jogu.
18. Rogelio Junco Junco hijo de Venancio y de Benigna, de La Concha.
19. Sebio, Eusebio Sobrino Gómez, hijo de Quico y de la tía Malena, de Brañes. Es el autor de estos versos.
20. Remigio Sordo Caleya, de Porrúa y cuñado de Alfonsina.
21. Mª Luisa, Amieva Sánchez, hija de Manuel “Vivo” y María de Brañes.
22. Gloria, Noriega Romano, hija de Ramón y Joaquina de La Caleyona.
23. Lili Martín Somohano, hija de Fernando y Marica del Campu'l Roble.
24. Fernando, y Elisa, hijos de Juan y Vitorina, de El Colláu.
25/26. Luis y Pancho, Sánchez de la Vega, hijos de Teresa y David de Tamés. 27. Pili, Quintana, era el tamboriteru de Xuacu.
28 Lola, Cabrera Mendoza de Coxiguero.
29. Alfonsina, de Porrúa, casada con Manuel Sordo Caleya, estaba al servicio de la casa de D. Ramón Sánchez, en Cospechu.
30. Ramonín, Mon, el de Manuel y Melia de Tresierra.
31. Carmen, la de Rita, Gómez Pando.
32. Felisa González González, hija de José y de Anita la del Maestru, de D. Diego.
** En el original dice: 'Opinamos el echarle vino', forma muy empleada, pero por conservar la métrica del verso, omito el artículo.
33. Herminia Sánchez de la Vega, de David y Teresa en Tamés.
34. Ramón López Gutiérrez, hijo de María la Grilla. Había nacido en Cuba y cuando la guerra, marchó de nuevo.
35. Elisa Junco Blanco, hija de María y Manuel de Pedrujerrín.
En Parres, 12 ochobre, 2012