(Del libro
"Refugios de piedra") En este enlace puedes bajar el [archivo.pdf ]
Los pueblos se forman de barrios, que son a su vez la sede de distintas familias. Hay barrios en los que predomina un determinado linaje, un apellido, como si hubiera habido un asentamiento primario del que hayan eclosionado un racimo de familias. Pero, aunque no sea así, en los barrios, por lo general, se siente la familiaridad más que la vecindad, demostrada día a día cuando se necesitaban unos de otros para socorrerse en la desventura, la enfermedad o en el trabajo: caso de la siega, la siembra, el sallo, la esbilla, la esfoyaza o el mataciu.
En estas páginas se detallan las casas existentes desde finales del S. XIX hasta principios del S. XXI, aunque, por desconocimiento más que por falta de interés, algunas casas de construcción reciente no se recogen por carecer de datos exactos de sus propietarios o usuarios.
Tiene un valor sentimental más que documental para quienes las conocimos. En el tiempo que va desde el inicio de este proyecto, enero de 2009, fui corrigiendo cuantos errores detecté, aportando nuevos datos que me dan los lectores. Estoy seguro de que cada uno encontrará más en lo que concierne a su propia familia.
Va dedicado con todo mi respeto a la memoria de quienes cito en sus “Refugios de piedra”, barrio por barrio en el conjunto del pueblo de Parres.
Sigo un orden geográfico iniciado en el barrio en que nací, me crié y eduqué, arropado por el cariño y el afecto de la gran familia que fue para mí cada uno de nuestros vecinos.
En los pueblos, las casas suelen llevar el nombre de sus moradores o de quienes las mandaron construir. Los apelativos o motes con que se les conocía los transcribo “entrecomillados”, pero están libres de algún sentido peyorativo. Sirven para distinguir personas con el mismo nombre, otras veces se apoyan en alguna particularidad física, anatómica, o de carácter sin que suponga alguna intención peyorativa, discriminatoria. Los términos “tiu” o “tía” no tienen significado familiar; se aplicaban a personas de cierta edad, algo más jóvenes de lo que yo pensaba de niño, porque la esperanza de vida era más corta y con ellos se expresaba respeto, familiaridad o cercanía en el trato. No todos se hacían merecedores de tal tratamiento en los pueblos.
El pueblo de Parres se extiende de Levante a Poniente en una franja aproximada de dos kilómetros, por la cima de un plegamiento calcáreo que separa un fértil y extenso valle al Norte del abrupto paisaje rocoso al Sur, conformado por numeroso cuetos y pequeñas brañas de pastos entre ellos que en épocas de más población eran cultivables en su mayoría o de pastos y sembrados para alimento de los humanos y de la ganadería bovina, ya que el resto, ya sea del ovino como del caprino pastaba en rebaños por las brañas y bosques hasta superar el cordal del Texéu, llegando a las alturas del Cuera donde tiene marcados los límites Parres con otros pueblos pueblos del concejo de Cabrales. Abundan también los Jogos y profundas torcas que se comunican entre sí y múltiples manantiales del cercano monte que ceden sus aguas al río Melendru que las entrega al mar. La roca caliza sobre la que se asienta el pueblo generó numerosas cavidades, con señales de haber sido refugios de piedra habitados desde la Prehistoria, como es el caso de El Covarón y Las Herrerías y otras más que estoy seguro que aparecerán, que también fueron refugios en períodos bélicos bastante más recientes: Covajornu, Santa Marina, Trescoba, Cuetu la Mina, Taravirón y Covarón; Covarada, La Calzada, Moscadoria, Rabugandín, y un largo etcétera. Asciende de cota con suavidad, hasta la Mañanga y después bruscamente alcanza en el alto del Texéu la cota 700 m. para pasar en suave pendiente a la de 500 m. en la llosa Viango y volver a ascender en brusca pendiente hasta llegar a la cima del Cuera donde tiene el pueblo de Parres sus límites el pueblo con los concejos de Cabrales y Peñamellera Alta.
Los números que aparecen así [junto a las viviendas] están sacados del Censo de Población de 1924 por mi vecina de La Caleyona, Rosa Mª Ibarlucea Sobrino, dedicada a los aspectos genealógicos del pueblo en un valioso estudio que generosamente me aportó.
Si estos datos tienen algún mérito, como me dijeron algunas personas, se debe a la ayuda de mi padre y mi madre nacidos respectivamente en 1919 y 1925 con lo que me aseguré una buena perspectiva del pasado siglo XX, tanto por lo que ellos conocieron como por lo que escucharon a mis abuelos nacidos a finales del siglo XIX, Santos González Cué y María Gutiérrez González, de La Casona como Marcos Noriega González y Araceli Sobrino Tamés, vecinos de Tamés, desde principios del XX. En cada revisión que hice fui añadiendo nuevos detalles y datos. Sé que hay edificaciones modernas de las que no doy detalle por carecer de datos fiables.
Fueron diversas las personas a las que consulté para sus datos familiares. Importantes colaboraciones fueron las de
Angelines Noriega Quintana, Ana Luisa González Noriega y
Ana Sordo Quintana en lo que respecta a los extensos datos familiares y de su barrio. Mis tíos
Teresina Noriega Sobrino y
Joaquín González Romano; mis vecinos
Rosi Sobrino Arenas, Monchu Noriega Romano y Beli Romano Gutiérrez.
Otra colaboración que tuve, en lo relacionado a los apellidos perdidos y líneas familiares fue la de mi vecina
Rosa María López Sobrino Arenas Ibarlucea, estudiosa infatigable en archivos y documentos, que me aportó los apuntes precisos del complejo árbol genealógico de mis apellidos González-Noriega; Gutiérrez-Sobrino, Cue, Tamés, en una maraña que nos sitúa en los inicios del siglo XVIII.
Algo que me quedó bien claro al hacer este trabajo es el porqué en los pueblos pequeños y en las aldeas todos se sientan familia.
OFICIOS
1.-LECHEROS Y LECHERÍAS
Siendo el principal recurso de vida en los pueblos la actividad ganadera y agrícola, es de esperar que los principales oficios atiendan este sector como principal medio de subsistencia.
En la Pereda donde vivía, Jesús González Mendoza, hermano de mi bisabuela Piedad, puso una desnatadora en la que los clientes que le llevaban la leche, debían esperar a que se desnatara, si querían regresar a casa con el suero sobrante, pues lo utilizaban en la alimentación de los cerdos.
En la calle El Llegar de Llanes, había otra desnatadora propiedad de Paco Saro, que tenía también su propia ganadería en La Carúa. También devolvía el suero a los clientes que lo querían aprovechar.
Por aquel entonces, primer tercio del siglo XX, las empresas lecheras la recogían en el pueblo y la pagaban a 15 céntimos el litro, como era el caso de una empresa de Santander, “Robles”, por lo que todo el mundo comenzó a bajarla a Llanes, pues en la desnatadora la pagaban casi el triple, 40 céntimos el litro, para ser más concretos.
Don Bernardino Noriega Tamés, hombre concienciado con esta situación en la que vivían sus convecinos, adquirió un carro y caballo y lo destinó a transportar la leche de todos y pagaba el sueldo a Ramón Tamés Sotres para que la llevara mañana y tarde hasta Llanes. El punto de entrega de la leche se hacía bajo el corredor de la Casona que era de su propiedad. La leche que producía en su establo, la bajaba en bidones hasta la estación F. C. de Económicos, con destino a Oviedo. Tenía una gran producción lechera con las vacas que había importado de Holanda.
La Granja Poch, empresa lechera abierta por la familia catalana Poch en San Fernando de Henares de Madrid en 1916 se traslada a Torrelavega, centro geográfico de un entorno rico en la producción ganadera y envía su leche por tren para su venta en la capital de Madrid. Aproximadamente un lustro después, comenzó a pasteurizar su leche, innovación que supuso un avance en la conservación de un producto básico tan importante en la alimentación. En 1933 se constituyó como sociedad anónima con otra empresa de nombre “Nestlé”, en la que la familia Poch conservó el 51% , frente a Nestlé que tenía el 49%. Este acuerdo motivó un crecimiento muy grande llegando a mover 20.000 litros diarios antes de la guerra. Adicionalmente, el acuerdo supuso reducir el precio de recogida a los ganaderos ya que con la fusión, despareció la competencia entre las dos firmas: La Granja Poch se quedaría con las comarcas más occidentales, con lo que le permitió dar el salto a Asturias, en tanto que Nestlé conservaría las comarcas orientales. Además les permitió entrar en el floreciente negocio de los quesos. Así es como “La Granja Poch” recogía por los pueblos con un camión toda la leche que le entregaban; en Parres se le entregaba la leche debajo del corredor de la Casa del Curru, que entonces aún pertenecía como ya dije a D. Bernardino.
La central lechera “Sadi” tenía una fábrica de elaboración de quesos en el barrio San Antón de Llanes y de Porrúa, Parrres y Pancar, al menos, la recogía Felipe Concha “el Coxu” de Porrúa. En Parres tenía el punto de recogida en la tienda de Venancio Junco de La Concha y se encargaba de ello Joaquina Romano de La Caleyona. A Felipe Concha primeramente le ayudaba Ramón Noriega Bustillo, hijo de Wences y Serafina del Bar “El Rosal”, que lo repartía por las casas de Llanes a su clientela habitual, en tanto que Felipe la ven,día a los que venían a buscarla al carro aparcado en El Cotiellu. Más tarde, en ese barrio abrió Felipe un puesto de leche. Años después la recogía Lina Junco en el bajo de su casa en tanto que su hermana Fina Junco expendía el pan en la parte de arriba.
Posteriormente, al dejar Ramón de ayudarle, Felipe contrató a José Gutiérrez Noriega, “Taruguín” y un tiempo después, al faltar Felipe, Pepe continuó con la tarea de llevarla a Llanes, mientras que Lina Junco siguió encargada de recogerla.
Por aquel tiempo llegó Graciano Villar de la Pereda que fue haciéndose con los clientes, por la novedad de que ordeñaba las vacas si era preciso. El puesto de recogida lo puso en la curva, confluencia de los barrios de La Casona, Brañes y La Concha, verdadero centro neurálgico del pueblo, frente a la casa de Covadonga, donde se acababa de abrir la tienda y bar El Fresnu, propiedad de Otilia Haces y Nano Quintana. Con Graciano trabajaron varios ayudantes en la recogida de la leche y en el reparto por la villa entre los que hay que señalar a su segundo hijo, Raúl Villar, que lo modernizó con la adquisición de un moto carro, años después con una furgoneta ayudado por Toño el de San Roque. Posteriormente con un camión lo recogía Toño, el del “Trisqui”, que eran dueños de la tienda y bar en el sitio del Joyu`l agua de Puertas de Vidiago. También Raúl abrió una tienda de venta de leche en El Cotiellu que posteriormente trasladó a la Calle Mayor. Junto con la leche comercializó paja y alfalfa que traía de Castilla y León y abrió un almacén en la Pereda donde actualmente da trabajo a varios empleados y está regentada por sus dos hijos.
Otras empresas lecheras como Nestlé, Moráis, Clesa, Pas, Sam, Central Lechera Asturiana venían recogiéndola por los pueblos en bidones o en cisternas isotérmicas ya a partir de la década de los sesenta.
2.-PANADERÍAS
La panadería de “Noceda” tenía el obrador en la Plaza San Roque. Años después cambió de propiedad y pasó a ser Panadería Vega que llevó el obrador al barrio el Cotiellu.
La panadería de “Muñiz” estaba instalada frente a la plaza de la Iglesia Basílica. También comercializaban refrescos y ataúdes.
La panadería “Fonseca” abastecía a los pueblos por medio de repartidores. En Parres tenían ese cometido Treni Mendoza que lo iba a buscar a Llanes con el carro y caballo, perteneciente a la panadería. Su hermana Melia Mendoza, casada con Manuel Fernández y padres de Camilo, Felipe, Mon y Nano, lo expendía en una tienda abierta en el barrio de Coxiguero, en la casa que perteneció después a Nani Gutiérrez Rodríguez y que entonces era propiedad de los dueños de El Palaciu.
La panadería “Matías”, estaba en la Avenida de la Paz, atendida por José Matías. Tras fallecer fue continuada por su viuda, Doña María. La hija del matrimonio se casó con un oficial de panadería venido de Zamora a trabajar como empleado de la empresa. Desde entonces se conoció como panadería “Sousa” y en ella trabajaban todos los hijos. Lolo Sousa lo llevaba a los pueblos cada dos días en una furgoneta. Clemente Sobrino Sánchez, vecino de la Caleyona era uno de los repartidores que lo llevaba en una plataforma tirada por un caballo hasta Rales, Niembru, Barru, Celorio, etc.
Venancio Junco tenía un bar y tienda bajo su casa en el Barrio de la Concha. Su hijo Manuel “Junco” bajaba todos los días a buscar el pan para sus clientes a la panadería “Matías”. Sus hermanas Fina y Lina se encargaban de venderlo en la tienda junto con otros comestibles y bebidas.
3.-TIENDAS, BARES Y ESTANCOS
EL BAR DE CALVU
Mi bisabuelo paterno Félix Gutiérrez de la Vega, persona polifacética, pues era contratista de obra, de madera y carpintero, junto a su vivienda, en el barrio de Calvu, puso un bar que atendía su segunda mujer, Josefa González Cue, “Pepa”, hermana de mi abuelo Santos y servía comidas a los obreros y en general a quienes se acercasen al establecimiento con esa idea. Despachaba también aceite, alimentos, pan, sidra ellos mismos elaboraban y vino. Por las fiestas del pueblo, especialmente para la fiesta de Santa Marina, instalaba el puesto de sidra que llevaba en un carro de caballo junto con las mesas, sillas, mostrador, tablones para montar la bolera y los bolos y bolas que él mismo torneaba.
LA TIENDA DE VENANCIO
En el bajo de la casona, vivienda de la familia Junco, tenía Venancio una tienda, en lo que más tarde se conocería como la casa de Varista. Después, al partir herencia los hermanos, la casa completa quedó para las dos hermanas de Venancio, las mellizas, Carmen y Pepa, “Las Mochuelas”. Este local, tiempo después que quedó libre, fue escuela de niñas cuando se reformaba y agrandó la primitiva escuela con dos aulas para niños y niñas, en el barrio de Brañes, por el año 1924, tal como son ahora.
Venancio llevó la tienda a los bajos de otra casa que compró en el mismo barrio, en la que en ese momento vivían Perico Quintana y Consuelo antes de irse a vivir en la casa de Pinaza junto al barrio de Tresierra.
EL ESTANCU
En otro de los bajos de la misma casa que la tienda anterior, las dos hermanas mellizas, “Las Estanqueras” tenían la matrícula para la venta de tabacos además de chigre y tienda.
Cuando dejaron de atenderlo las hermanas les compraron el traspaso Serafina Bustillo Varela y Wences Noriega González, hermano de mi abuelo materno Marcos.
EL CHISPÚN
Fue abierto por Isabel Cabrera Mendoza, “La Chispunera”, en el barrio de Brañes. Primeramente tenía un puesto de libretas, lápices y otros pocos materiales de los que entonces se usaban en la escuela y caramelos, en el barrio de Coxiguero en la casa que fue de doña Paca, la hermana de doña Lola. Más tarde esta casa pasó a propiedad de Manuel González Berbes, “Carriles” y Fernanda Romano Mendoza.
Lo inauguró Isabel, casada con José González Romano, “El Chispuneru” y junto con sus hijos, Paco, Lelé y Sefu atendieron el bar y la tienda hasta su jubilación. Su hija Lelé González Cabrera, casada con Atanasio González Romano, lo trasladó al barrio de La Pimiella, con el nombre de “Chispún II”. En esta nueva etapa del Chispún, lo mismo que en el primitivo establecimiento, se daban comidas a los obreros de la construcción, de la madera y de la cantera que llegaban al pueblo.
EL ROSAL
Era la casa de Ramón Bustillo. Cuando su hija Serafina Bustillo Varela se casó con Wences Noriega González abrieron el bar con la matrícula del "Estancu de la Concha". Mi padre, cuenta que de crío veía dentro del local, colgadas de las vigas, unas anillas para hacer gimnasia que se conservaron un tiempo aún siendo bar. Tras la muerte de sus padres, lo regentó su hijo Diego Noriega Bustillo; también fue alquilado por Pedro González Sobrino, un tiempo hasta el fallecimiento de Diego y cerró definitivamente sus puertas al público.
LA ROXA
Jacinta Gutiérrez, “La Roxa” era hermana del tío Antón Gutiérrez, el molinero de Corisco y del tío Tomás Gutiérrez de la Pereda. Este bar está en este pueblo, pero en la ribera izquierda del río Xixón, que se considera frontera entre Parres y La Pereda, tenía este bar su bolera. Vivía con otra hermana, María Gutiérrez que era la que se encargaba de atender el ganado. Xacinta comerciaba con quesos que adquiría de los pastores del monte que se los llevaban para revenderlos o ponerlos en la mesa de los abundantes clientes que allí llegaban desde Llanes a merendar y escanciar sidra.
EL RECUESTU
Gloria y Mercedes Haces, eran dos hermanas que vendían, principalmente el pan que les subía el panadero, aceite y otros alimentos de la huerta y el campo.
El RESBALÓN
Ramón Gutiérrez Díaz y Regina Quintana Haces tuvieron abierto un bar en su casa del Campu'l Roble que no tuvo éxito alguno y, posteriormente, un puesto de venta de pan que atendía Regina.
LA GUAIRA
Fue una tienda abierta por Guillermo Fernández y Lola Fernández Gutiérrez en los bajos de la casa sita entre los barrios de La Concha y Calvu donde “Memo” tenía el taller de madreñas.
EL FRESNU
Lo abrieron Fernando Quintaba Sotres y Otilia Haces Fernández en la casa de Covadonga, madre de Otilia. Pusieron a la venta comestibles. Como Nano trabajaba en el Ferrocarril Económicos, la tienda era atendida por Otilia, ayudada por Pepe Villanueva Quintana.“Caleyinos”, sobrino de Nano, Como la clientela estaba repartida por la tienda de Venancio, El Rosal y El Chispún, quedó únicamente como bar y en ese género fue ganando adeptos, principalmente por la ubicación, en la confluencia de tres barrios, La Concha, La Casona y Brañes, junto a la carretera. Con la jubilación de los padres, el establecimiento fue regentado por Panchito, Moisés, Nanín y Elenita en periodos de tiempo que desconozco. Durante muchos años lo llevó el primero de todos venido de Venezuela a donde había emigrado de joven, Juan Roberto, ayudado por su hijo y hermana Elenita que, en la actualidad sigue regentándolo después de una amplia modificación. Es el único bar de Parres que perduró en el tiempo desde su inauguración.
LA PEÑA
Este bar, ubicado entre el Colláu y la Bolera, se abre junto con una bolera, lo que hace pensar en que el nombre haga referencia al nombre que en el lenguaje bolístico reciben los equipos participantes en la liga de competiciones. La bolera está construida sobre una peña desde la que se tiene vista a todo el entorno.
Fue abierto por Fernando González Romano, “Nando el de la Peña”, madreñero, maderista, tornero de bolos y bolas y, además, gran jugador del bolo palma. Después de muchos años en los que el juego de bolos había decaído en el pueblo, a pesar de tener varias boleras y gran tradición bolística de grandes jugadores, la apertura de la bolera “La Peña” fue una ocasión de entusiasmo para los jugadores veteranos y para la nueva cantera que se adiestraron en esta nueva bolera.
El bar fue atendido por Fifi Fernández Gutiérrez con la ayuda también de sus hijos, Mari Sol y Luis Fernando González Fernández mientras estuvieron en casa. El bar se cerró junto con la bolera y “Nando el de la Peña” se dedicó a su oficio preferido de tornero para las boleras y madreñero.
EL RANCHITO
Fue abierto por Félix Quintana Díaz y su esposa Encarnita, como ya se citó al hablar de los barrios.
4.- MÉDICOS
Ramón Sobrino de la Vega, hijo de Ramón Sobrino Arenas y Benigna de la Vega, nacido en el barrio de La Casona como sus hermanos Dolores y Joaquín. Fallecido Quinín de muy niño y Loli en el bombardeo de los nacionales en la toma del pueblo. Fallecido su padre, Monchu se quedó al lado de su madre y cuando marchó a estudiar Medicina a la Facultad de la Universidad de Valladolid, se fueron juntos. Acabada la carrera de medicina en la especialidad de Cardiología y Pulmón, regresó a Llanes para instalar su primera consulta de la calle El Llegar, en la que instaló una cabina de Rayos X.
Ana Sobrino González, nacida en el barrio de Pedrujerrín, hija de Antonio Sobrino Noriega, “Plus” y Felisa González González. estudió en la escuela de Parres y en el Instituto de Llanes logrando un alto expediente académico que le dio acceso a la Facultad de Medicina de la Universidad de Oviedo, recientemente abierta por aquellos años.
5.- COMADRONAS Y PRACTICANTES DE MEDICINA
Llamo practicantes de medicina, nombre con que se denomina popularmente a los Auxiliares de Enfermería y se dedicaban a poner las inyecciones recetadas por los médicos. En primer lugar cito a Dª Concha del Valle los Romeros, persona muy culta, además de altruista.
MaríaJunco, la del Curru, de Pedrujerrín, la tía Segunda Haces Vega, de Sabugosa, Varista Gutiérrez, de La Concha, que pañó a mi hermano Santiaguín y Gaudiosa Nieda García, de Ropandiellu, ejercieron con acierto y sapiencia natural esta noble ayuda cuando todo el mundo venía al mundo en su propia casa ya que los hospitales estaban lejos y eran poco asequibles para la inmensa mayoría del pueblo.
Había otros vecinos hábiles en esta misión, entre ellos, Gregorio García Fresno “del Palacio” y Logia Díaz su esposa. Atendían de igual forma en poner inyecciones a las personas como en los partos y enfermedades de los animales. Ricardín Gómez Gutiérrez y especialmente su tía Araceli Gutiérrez, hija del tío Gaspar y de la tía Fulgencia, de Pedrujerrín, que aparte de hacer el cobro de las igualas médicas para el Dr. D. Antonio Celorio, iba por las casas a poner inyecciones. Ninguno de ellos cobraban dinero, lo que no quita que los favorecidos por sus atenciones les agradecieran su ayuda con algún tipo de servicio agrícola o con productos de la cosecha.
6.-MAESTROS
Juan González González, uno de mis tatarabuelos, nacido en 1837 fue también Maestro en Parres. Se casó en segundas nupcias con Felisa Mendoza González, hermana de su primera mujer, con la que había tenido a su primogénito, Eduardo González Mendoza, cura de Camplengu. Los hijos habidos con Felisa fueron: Isidora González Mendoza, casada con el tiu Bartolo Gutiérrez, eran los abuelos de Ricardín, y de Hortensia la de Bolao; Anita Gonzalez Mendoza, “Anita la del Maestru” que se casó con José González Cué, hermano de mi abuelo Santos, padres de Felisa, Óscar, Juan Luis, Francisco, Eduardo; Jesús González Mendoza casado en la Pereda con Bondanza de la Fuente y fueron los padres de Santiago González de La Fuente, el abogado; Gloria y mi bisabuela Piedad González Mendoza, casada con Félix Fernando Gutiérrez de la Vega, “El Grillu”, padres de mi abuela María.
Recuerdo que cuando comencé los estudios de Magisterio, mi abuela María se alegró, porque había elegido la profesión de su abuelo.
D. Amalio Penanes vino de maestro y se casó con María Galguera Noriega, prima de mi abuelo y vecinos míos y del barrio La Caleyona. Marchó como maestro a Ceceda y regresó tras su jubilación; me ayudaba con el latín de tercer curso del instituto.
Manuel Alonso, vino de maestro a Parres y se casó con Vicentina Gómez Sobrino. Vivieron en su casa del barrio de Brañes. Del matrimonio nacieron en este orden, Manolín Alonso Gómez, al que siempre agradeceré los primeros conocimientos aritméticos que me enseñó, antes de mi comienzo con siete años en la escuela pública de Parres, Jesús, Chenti, Elenita, Marigén y Mina. Emigró toda la familia a Venezuela a finales de la década de los '50.
Maruja Romano Fernández, del barrio de la Bolera, hija de Benito y Teresa, hizo la carrera de Magisterio y ejerció su docencia en distintas escuelas, de las que no llevo noticia.
Que nadie lo tome como inmodestia, si me incluyo en esta lista de maestros como Ramón González Noriega, nacido en el barrio de La Caleyona, a cuya formación y profesión dediqué cuatro décadas.
Camilo Sobrino Romano, vecino del barrio de Calvu, hijo de Fernando Sobrino Gutiérrez y Victoriana,"Ñeñe" Romano Fernández, después de los estudios de Primaria en la Escuela de Parres y posteriores Bachilleratos y COU en el Instituto de Llanes, hizo estudios universitarios en Ciencias Exactas, especialidad de Matemáticas, encontrándose en la actualidad como profesor de Instituto en la Comunidad Canaria.
Mª José Fernández Junco, hija de Camilo y de Elisa, estudió y se licenció en la Facultad de Química de la Universidad de Santiago. Ejerció en varios institutos como profesora antes de entrar a formar parte del claustro de profesores del I.E.S. de Llanes, donde ejerció la docencia, así como la secretaría y la dirección del mismo en distintas etapas, hasta que se jubiló.
Sé que hay muchos más profesionales de la enseñanza en Parres y muy a pesar mío no tengo todos los datos, como para no dejar atrás a nadie... bien que lo siento, pues me vienen nombres y nombres cuando corrijo este texto. De verdad. Seguramente que de los demás oficios me quedan muchos nombres en el teclado sin citar.
7.-CARPINTEROS Y MADREÑEROS
Félix Fernando Gutiérrez de la Vega, Manuel el del Curru, tío José y tío Juaco González Cue fueron carpinteros y el hijo de éste último, Fernando González Romano, “Nando el de la Peña” fue tornero y madreñero. Guillermo Fernández, “Memo” tuvo su taller en los bajos de su casa del lugar conocido como La Guaira, entre los barrios de La Concha y Calvu.
8.-MOLINEROS
En el Molín de Corisco, el matrimonio José Gutiérrez Pérez y Leonor Martínez Pérez molían el maíz en el molino de una rueda, bajo el Covarón. El tío Antón Gutiérrez, padre de José, lo había montado allí con los elementos que había traído de otro molino que tenían primeramente en La Covarada, al otro lado del cuetu Las Cerezales por el que se esconde y aparece el río Melendro.
En el molino de las Mestas, trabajó primeramente en él Luis, “Luisón” Santoveña, padre de Manuel, “Manuelón”, vecino de la Pereda, Felipe, “Felipón” y Gabino Santoveña, vecinos de La Galguera. Había venido a Parres de molinero con Rosario Noriega en el molino que había en La Arenal, donde aún quedan restos de su ubicación. Después trabajó en él José Blanco, “José el Molineru”, hermano del tíu Gapito de La Pereda y su mujer María, natural de Cabrales. Tenía una bolera donde atendía a la clientela que se acercaba a merendar. Recogía el maíz por los pueblos de la zona y entregaba las moliendas a domicilio con un carro y caballo. En una de esas salidas, al regresar por la noche, cayó con el carro cerca del puente sobre el río Purón. Continuó en el molino María unos años más hasta que José Junco, “Pepe el Curru”, indiano de Parres, compró toda la hacienda incluido el molino y continuó con las labores, su cuñado, Camilo Fernández Mendoza casado con Elisa Junco. Después fue atendido un tiempo más por el primero de sus hijos, Pedro Fernández Junco, hasta que cerró sus puertas. Hoy se encuentra restaurado el edificio, pero si ser utilizado para lo que fue construido. Sin embargo, las cosas hay que decirlas como son y es que, aunque siempre fue considerado de Parres, al estar ubicado en territorio de Bolao, pertenece por ello al pueblo de La Galguera.
El molino de La Vega, a continuación del anterior, de cuya agua se abastece por un calce que la lleva hasta el edificio hoy totalmente en ruinas. Vivieron en él la familia compuesta por María, natural de Porrúa, hermana de “El Cosmeletu” y José, hijo de la tía Marica “La Torrina”, vecina del barrio Don Diego en Parres. Tuvieron cuatro hijos: María, José Ramón, “El Molineru”, que tuvo un taller de bicicletas en la calle de entrada a Llanes por El Cotiellu, y el último de los hermanos, Benigno “El Relojeru” que tenía el taller en el edificio que había sido Colegio de Las Mantillas, en la plaza Parres Sobrino y Pedro que fue el último de atenderlo.
9.-COSTURERAS y SASTRES
Fueron muchas las mujeres dedicadas a este oficio, entre las que recuerdo especialmente a Mª Teresa Sánchez de la Vega, en el barrio de Tamés, donde acudían otras más, bien sea en su ayuda como para el aprendizaje y práctica del oficio. Mi vecina Rosi Sobrino Arenas del Barrio de La Caleyona que se dedicó a ese oficio muchos años y de cuyo sonido de la máquina me recuerdo aún desde mi más temprana edad y Mª Josefa Penanes Galguera. Quina y Lía de La Vega, en la casona de La Piniella, a donde acudía con mi madre para que me hicieran los primeros pantalones que recuerdo. En Pedrujerrín, Samuel Rodríguez, “El Sastre” casado con Toni Gutiérrez, ambos atendían la clientela y cosían para los encargos que les hacían en los Almacenes “La India” de Llanes. En el taller de Samuel comenzó como aprendiz y aprendió el oficio José Manuel Junco Junco.
10.-SEGADORES Y ROZADORES
Muy afamados para la siega de la hierba fueron los hermanos Agustín y Arturo Gutiérrez, oriundos de Cabrales, pero asentados en el pueblo de Parres. Santos Quintana, José González Romano, “El Chispuneru”, Lorenzo Junco, “el Mineru”, Paco González Romano y muchos más, cuya lista sería interminable, porque en la tarea del campo la siega es una labor imprescindible.
Cuando me dediqué con mi padre a la siega a jornal en dos temporadas estivales, al ajustar el tiempo que pudiera llevarnos una finca determinada, contábamos con la referencia del que habían empleado en su tiempo Agustín y Arturo. Aunque era una labor que se consideraba más "propia" de varones, muchas mujeres segaban además de atender las casas, la prole y muchas actividades que por el contrario, se veían "impropias" de un hombre. Por recordar una de ellas, Modesta Junco González, hija del tío Pepe “Macetes”, vecina de la casería de Santa Marina, fue una buena segadora y usaba para el transporte la pareja de vacas con el carro. Sería prolijo extender la lista.
11.-TEJEROS
Los que mi padre me puede recordar son su tío Santiago González Cue, “Tiago el Sordu”, hijo de Pedro y Segunda de Calvu, marchó hasta Castilla para trabajar como tejero.
Uno de sus primos, hijo de Lola y Damián del barrio de Tresiera, Gregorio Cerezo González, “El Tejero”, también marchó a Castilla lo mismo que José Villaverde, “Caleyos” y Juan Quintana, hijo del tío Roque y de la tía Segunda. Cuando regresó a casa después de la larga temporada en la tejera, fue al encuentro de su padre en el bar donde solía echar habitualmente la partida los domingos. Cuando le preguntaron los vecinos qué tal le había ido, les contestó con orgullo les mostró las botas que había comprado con la soldada recibida. A lo cual, uno de los de la mesa, que usaba de buena guasa, le apostilló si eran “botes” o latas. Con este comentario se puede adivinar la miserable paga recibida por los guajes de la tejera que marchaban por Santu Medé y regresaban para San Miguel.
Otros más que se fueron de tamargos fueron Pandón y Felipe Fernández Mendoza, del barrio de Tresierrra, con la intención de comprar una lloquerada para la pareja de vacas del padre, Manuel el de Melia, que era carretero.
12.- CONSTRUCTORES, CANTEROS Y ALBAÑILES
Félix Fernando Gutiérrez de la Vega, “El Grillu”, como ya se expresó con anterioridad hacía contrata de construcción en las que intervenía además como carpintero ebanista en ventanas, puertas, corredores y galerías, mesas, camas, escaleras, etc y maderero para la provisión de las columnas, vigas y pontones de las techumbres.
Fernando Fernández Gutiérrez, del Colláu fue un buen cantero. Hubo muchos albañiles con la expansión del sector de la construcción como José Tudela Morodo, natural de Cué, pero vecino de La Veguca y Tomé Gutiérrez García del barrio del Cuetu y su hermano Ramón Gutiérrez García, “Tolino”, Francisco Sobrino Díaz, “Pancho el de Ignacio”, Ángel Junco Cabrera, Joaquín González Sobrino, "Quiné"... entre los más destacados y una lista considerable que tengo que dejar sin acabar.
13.-CARPINTEROS Y MADERISTAS
Mi bisabuelo Félix Fernando Gutiérrez de la Vega, “El Grillu”, aparte de carpintero y constructor, se dedicaba a la compra, tala y venta de madera que llevaba desde el bosque a los aserraderos o a la estación con sus carreteros.
Marcos Noriega González, mi abuelo materno, también se dedicó a la tala de bosques, con cuya madera suministraba a la serrería de Pancar o entregaba al embarque en el andén de la Estación, con su pareja de tiro.
José González Cue, era también carpintero como su padre y hermano. Su hijo Eduardo González González, “Pachu”, aparte de famoso campeón de bolos, trabajó de maderista hasta el accidente de camión que le dejó para el resto de su vida en silla de ruedas, lo que no le impidió realizar tareas de carpintería con las limitaciones propias de su estado físico.
Juaco González Cue, de Vallanu, tío de mi padre, aparte de trabajar la carpintería, se dedicó a la madera ayudado por sus hijos Marcelino y Manuel González Romano. Manuel fue el primer encargado de la Serrería de San José de Fernando Perela en Llanes. Después se trasladó a Arenas de Cabrales donde fue propietario de una serrería al lado del río Cares. Les siguieron en el oficio sus hermanos Pedro, “El de Vallanu” y Fernando, “Nando el de la Peña”, quien cerró la lista de maderistas junto con su compañero Fernando Sobrino Gutiérrez, “Pana”. del barrio de Calvu.
Los primeros maderistas usaban únicamente el tronzador y el hacha tradicionales.
Quizás los dos últimos tuvieron la oportunidad e conocer la moto sierra que les facilitó mucho el trabajo, así como las Carrocetas y “Uros” que sustituyeron a los carreteros y facilitaron con el uso de plumas y poleas la carga y descarga de la madera y la entrada en bosques que anteriormente no daban fácil acceso al carro de los bueyes. Muchos más vecinos se dedicaron eventualmente a este oficio, cuya lista sería bastante grande entre serrones y carreteros.
14.-FERROVIARIOS
En Llanes confluían los trenes pertenecientes a dos compañías distintas, “FF. Cantábricos” de Santander y “FF. Económicos” de Oviedo, nombres con que se conocían por aquel tiempo a las dos provincias limítrofes. Santos González Cue, mi abuelo paterno, conocido popularmente como “Santos de la Puerta”, trabajó con la empresa “Cantábricos” de Santander como revisor del paso por la puerta que dejaba acceso del público al andén. Los hermanos Santiago y Ramón Sánchez de la Vega del barrio de Tamés, fueron maquinista de la empresa “Económicos” de Oviedo. Aurelio Junco Vega de Calvu y Jesús Gutiérrez, “Lirio”, de Las Mimosas, en la Pereda eran cargadores de carbón y encendedores de las máquinas de vapor en la Estación de Llanes. Santos Junco, “El Chaparru”, del barrio del Colláu, hermano de Juanito, hijo de la tía Dominica era guardagujas y trabajaba con la máquina de maniobras para formar las unidades que dejaba dispuestas para salir. Juan Bustillo, natural de La Pereda y casado con Isa González Romano, de Vallanu, trabajaba de Factor en la oficina de la Estación. Antonio Miguel Dosal, “El Peináu”, de Llanes, casado con Mª Luisa Amieva Sánchez del barrio de Brañes, también fue factor. Cardí Gómez Fernández, hijo de Ricardín e Isaura Fernández, “Visu”, del barrio de Pedrujerrín, después de su formación en el Colegio de la Arquera, entró a trabajar en las oficinas llegando a ejercer como Jefe de Estación hasta su jubilación.
15.-MONDOGUERAS Y MATARIFES
María la del Curru, La tía Segunda, Lola de la tía Fausta eran además buenas cocineras y se encargaban como ésta última de preparar la comida en las bodas de mis tíos Jesús y Felicia, Piadosa y Pepe Luis, mis padres Taro y Finu y mi tíos Eduardo y Loles. María Gutiérrez González, mi abuela, María Sánchez Sotres, “María la del Vivo”, Gaudiosa Nieda García de Ropandiellu, lo mismo que las anteriores gozaban de sobrada fama de buenas cocineras y mondongueras.
Los matarifes eran las personas claves, ya que sin ellos no daba comienzo el matacíu. El éxito de un buen San Martín dependía de esos dos profesionales, del arte que tuvieran, de la destreza en descuartizar las carnes aprovechando bien la materia y llevado a cabo con la mayor pulcritud que se pudiera con los medios tan artesanales de que disponían.
Llegada la hora, los dueños ya tenían preparada una tarima y un buen montón de helechos secos para magostar la piel con el fin de depilarla por completo. También tenían previsto abundante agua en bañeras, cubos y bidones, cuando aún no existía la traída de agua por cañería de suministro. Se iba al río para lavar las tripas para embutir los chorizos.
El tío Juaco González Cué y con posteridad su hijo Joaquín González Romano, “Quini el de Vallanu” fueron de los mejores. También se dedicaron al oficio Marquinos Sánchez Noriega, de La Concha, Agustín Gutiérrez de D. Diego y Manuel López Ibarlucea, natural de Poo de Cabrales, casado con Rosi Sobrino Arenas del barrio la Caleyona.
16.-CARRETEROS Y ARADORES
Era común tener un carro con vacas que aún siendo para leche, domaban al yugo para tirar de él y hacer el transporte de verde, hierba o leña para la casa. Se puede citar como carreteros específicamente a los que se dedicaron al transporte por su cuenta y por cuenta ajena. Entre los primeros, fueron Manuel Fernández, “Manuel el de Melia”, hijo de la tía Marina, “La Jornera” que se dedicaba a carretar hierba, rozu, madera, piedra de las canteras y araba los campos a jornal siempre.
Fernando Fernández Gutiérrez, “Venas”, del Colláu, era carretero especialmente y araba los campos, aunque también se dedicaba a la cantería en la construcción de cuadras, cabañas y casas. Junto con Ricardo el de Tomás de la Pereda ajustaron para Manuel Amieva, “El Vivo” carretar la piedra desde las canteras hasta el punto de restauración a duro el porte de un metro cúbico desde las canteras de la Concha Jaces y el Carril ,en el tramo de Llanes a Santa Marina. Desde este punto al Alto la Tornería se usaría la piedra de Santa Marina, Cuetu Mazacarabia, pero lo tenían ajustado otros carreteros de Ribadedeva.
Mi padre, Santiago González Gutiérrez, “Taro”, trabajó como carretero varios años con su tío, a la vez que primo, Fernando Gutiérrez González, con el que acarreaba también el primero de sus hijos “Bolio”, Teodoro Gutiérrez Rodríguez, emigrado de joven a México.
Santos Junco Noriega, de Tamés también araba y usaba la pareja de vacas para transportar la hierba y el abono a jornal.
17.-RELIGIOSOS
Eduardo González Mendoza, el “Cura de Camplengu”, era hijo de Juan, El Maestru, que al quedar viudo, volvió a casarse con una hermana de su primera mujer, Felisa, con la que tuvo el resto de hijos: Piedad, mi bisabuela, Anita, Jesús el de la Pereda y Ángel. Estuvo de párroco en la capilla del Cementerio de Camplengu, donde había una casa para el cura y otra para el enterrador, a ambos lados de la entrada principal. También fue confesor de la Marquesa de Argüelles de la casa la Concepción de Llanes.
Manuel Junco Vega, “el cura de Calvu”, hijo del tío Segundo, hermano de José Rin y Generosa. Fueron varios hermanos: María y Carolina, solteras, atendieron la casa paterna a las que ayudó económicamente D.Manuel; José que se casó con Justa Romano y vivieron en el barrio de Coxiguero antes de marcharse a la casería La Cueva, en las Bajuras de Pimiango; Ramón, casado en Pancar con Clara Galán; Francisco, “Quico”, casado en San Roque; Aurelio que se casó con Carmina, hermana de D. José, el cura de Porrúa; Enrique, que se casó con Laureana Sobrino y Constante, el último de los hermanos. D. Manuel y sus dos hermanas, en distintos períodos de tiempo, criaron a algunos de sus sobrinos mientras eran niños. Los primeros de ellos fueron Luis y Carolina, hijos de su hermano José y Justa; después fue el turno para Tonín hijo de Constante al que D. Manuel educó en un Colegio de Madrid; Lauri, hija de Enrique y Laureana, por el fallecimiento de la madre en el parto y que siempre quedó en la casa con sus tíos atendiéndolos en su vejez. Tanto María como Carolina y D. Manuel ayudaban con generosidad a los vecinos que lo necesitaban. También vivieron en la casa con Carolina y María otras niñas a las que cuidaron con todo esmero.
LA MEMORIA HISTÓRICA
FUSILADOS, MUERTOS EN EL FRENTE Y DESAPARECIDOS
Especial lugar reservo en la memoria del pueblo a todos los que padecieron la guerra, ya sean de un bando o de otro, que al fin todos la perdieron y nadie la ganó. En el pueblo de Parres, mi padre contabilizó un mínimo de veintidós vecinos, aunque cabe la posibilidad de que falte alguno por detallar ya que el exilio obligado que algunos padecieron también es consecuencia de la misma. Al fin y al cabo algunos acabaron sus vidas lejos de la tierra que les vio nacer sin poder volver a visitar a sus seres queridos.
1.- En Parres
TRESIERRA
De la casa Pinaza:
Ramón Quintana Mier:
Hijo de Perico Quintana y Consuelo Mier.
Murió en el frente, recién estallada la guerra, en las filas de La República.
De la casa Tía Lola:
Santos Cerezo González, hijo de Damián Cerezo y Dolores González Cué. Muerto en El Escamplero, según se dijo, aunque pudo haber sido en cualesquier de los demás frentes de Oviedo: La Trecha, Monte los Pinos, Picu El Arca, Aguilero, La Tenderina Baja, Las Secadas, El Naranco, El Cristo o San Esteban de las Cruces.
LA VEGUCA
Martín Fernández Arenas, hijo del tío Máximo y de Marina. Fue fusilado en la Cárcel El Coto de Gijón.
LA CALEYONA
Juan Penanes Galguera, muerto en el frente, con La República, de la quinta del 39.
Ángel Sobrino, hermano de Clemente, oficial Teniente de la Legión. Murió en el frente con el Batallón “El Coritu”, comandado por Manuel Sánchez Noriega, en el puerto de El Pontón.
VEGA LOS ROMEROS
Lorenzo Gómez, casado con Modesta, tío de Ricardín, murió por La República en el frente de Asturias. Se había alistado voluntariamente en el momento de producirse el alzamiento. Su hijo, tercero de los once que tuvo el matrimonio,
Fernando Gómez, murió como su padre en las filas de La República.
CALVU
Juan Gutiérrez González, hijo de Félix Gutiérrez de la Vega y de Pepa Gutiérrez Cue, muerto en el frente de Bilbao, julio del 37, en las filas de La República.
LA COVAYA
Antonio Sobrino Gutiérrez, hijo de Antonio Sobrino Arenas y de Isaura Gutiérrez. Fue alistado por sus padres en una bandera de Falange y murió al poco tiempo de marcharse al frente.
SABUGOSA
Pepín Sobrino Mier, hijo de Manuel de Andrés y de Esperanza, muerto en el frente de Asturias, al comienzo de la guerra, en las filas de la República.
Ricardo Sánchez Arenas, hijo de Pedro, “Chopa”…..
VALLANU
Ramón González Romano, hijo de Joaquín González Cue y Francisca Romano Junco.
EL COLLAU
Ricardo , “Rico”, vivía con su tía Máxima “La Choga” y era hermano del Pastorín, Ángeles, Francisca, que murió electrocutada en el Cuetu las Cerezales, y otros más hermanos. Rico se había ido voluntario al frente con La República donde murió.
EL COTAXU
Mariano Romano Rozada , hijo del tío Benito y de la tía Salud y casado en la Pereda, con Pilar la de Críspulo, eran padres de seis hijos. Se fue voluntario con el ejército de la República, así como sus hermanos Benito Romano Rozada, y Ramón Romano Rozada. Murieron los tres hermanos en el frente de Asturias.
Rogelio Fernández González, hijo de Manuel Fernández y Aurora González Berbes, muerto al cruzar un río en el Frente de Teruel.
DON DIEGO
Manuel Vidal Sotres, hijo de Estanislada Sotres González, “Tanis”, hermano de Angelita, Lola y Ángel. Murió con La República.
Juan Ruisánchez, hijo de Ursino y Pepa, se fue al frente con La República. Se supuso que murió en el frente, pero a sus padres nadie se lo comunicó.
El Vizcaín, casado con Covadonga, “Dongona”, padres de Vicente, estaban de caseros en Rumoru. Murió en el frente con La República.
Juan Luis González González, murió en la batalla del Ebro con el ejército Nacional. Su hermano Francisco González González , había sido movilizado por La República, pero fue preso en Deusto y posteriormente alistado para el frente por los Nacionales. Cuando murió su hermano, le dieron permiso para estar en el funeral y ser consuelo de sus padres. De regresó al frente una bomba lo mató.
2.- En la Pereda
LA VEGA SAN ROQUE
Ángel Mijares, hijo de Fernando y Rosa, de la quinta del 35, se fue voluntario con La República y fue muerto en El Pontón con el Batallón “El Coritu”.
EL PRADÓN
Santiago Junco Hano, fallecido en el frente de Cataluña el treinta y uno de julio de 1938 y
Francisco Manuel Junco Hano, muerto en Santander por herida recibida en el frente, el día seis de agosto de 1938, hijos de Andrés Junco Pérez y Dolores Hano Hano, “Lola”.
EL OLLERU
Manuel el de Críspulo. Lo vieron por última vez llevando un pico en un Batallón de Trabajadores Y no se supo más de él.
CUETU LA CRUZ
Tomás, hijo de Lobeto muerto en el frente.
CORISCO
Francisco Blanco de la Vega, Pancho, hijo de Pedro y de Eugenia. Su madre siempre esperaba su regreso y dejaba la puerta sin llave para que pudiese entrar en casa.
LA VEGA QUINTANA
Manolo Santoveña Romano, de la Quinta del 39, hijo de Manuel y Águeda. Murió en el frente de Reinosa, con la República.
RIEGA LA ESPINA
Manuel , “El Coruñín”, sirvió en las milicias obligatorias del ejército nacional, una vez terminada la guerra. Los soldados protestaron por la mala comida que les daban. El suboficial pidió que saliera alguien encabezando aquella demanda, pero nadie se atrevió a dar la cara. Le señaló a él y a otros siete más que fueron fusilados como ejemplo y escarmiento para el resto del Batallón.