INTRODUCCIÓN
Obra de teatro preparada a partir del famoso cuento infantil, pero escrita mientras la representábamos en los recreos de los días lluviosos y ensayada al sol en el patio.
Explicación: He querido hacer un texto en el que nadie salga dañado, sin rasguños tan siquiera, porque la violencia, sea de género o de número no está en consonancia con el disfrute de la lectura o del ejercicio de la comedia infantil.
Obra para ser representada por todos los alumnos del aula, pero tuve que inventar personajes de acuerdo con las posibilidades del grupo de actores.
Me hubiera gustado contar cuando la representamos con una alumna, a la que una enfermedad obligó a permanecer ausente de nuestra aula y que felizmente ya tenemos ocupando su pupitre, María. Todos le dedicamos esta humilde obra de teatro infantil.
Reparto escénico por orden de edad.
Mamá: Ainoha
Papá: Marcos
Tía: Elisa
Hijo: Hugo
Abuelita: Cristina
Caperucita: Julia
Lobo Extraño: Laura
Lobo normal: Iván
Guardabosques: Manuel y Simón
Ayudante de escena: Charlotte
LIBRETO Entre todos.
AGRADECIMIENTO A:
Los espectadores por soportarnos,
A quienes no pudieron venir, pero hubieran querido hacerlo.
A quienes nos ayudaron.
Al sol, al aire y a la naturaleza que nos rodea.
NOTA: Cualquier parecido con la realidad en los nombres o en los textos es pura coincidencia circunstancial.
ACTO I
Se ven unas casitas donde vive Caperucita con sus padres.
Música de fondo:
ESCENA I
MAMÁ: Caperucita, date prisa o llegarás tarde a casa de la abuelita.
CAPERUCITA: Sí mamá. Buenos días papá. Otra vez a casa de la abuelita. ¿No podría ir mi hermano?
PAPÁ: No; sabes que tu hermanito es pequeño para andar solo por el bosque.
HERMANITO: Yo no soy pequeño. Yo quiero ir, Buah (Hace que llora).
MAMÁ: No pequeñín que el bosque está lleno de peligros. Tú te quedas con mamá.
PAPÁ: Bueno, Caperucita. No te salgas del camino; anda por ahí un lobo nuevo.
CAPERUCITA: Bah; tonterías. Los lobos no me dan miedo. Sólo sirven para asustar a los niños.
MAMÁ: Claro que no, Caperucita, pero ya sabes que en el cuento existe uno y nosotros estamos en el cuento. ¿Qué iban a decir los niños si no apareciese?
ESCENA II
TÍA: ¿Hay alguien en casa?
MAMÁ: Entra, Eli. Ya nos vamos. Voy a coger mis cosas.
TÍA: Buenos días, familia. Caperucita, ¿adónde vas tan abrigada con tu caperuza? ¡Vaya bien que te sienta!
CAPERUCITA: A casa de la abuelita a llevarle su desayuno: panecillos y un tarro de miel.
MAMÁ: Caperucita, procura no echar las horas muertas por el camino y regresa pronto para la comida.
CAPERUCITA: Está bien, mamá. Un beso a todos. Besos. (Los da con sus manos)
ESCENA III
PAPA: Hoy iremos al monte donde el lobo suele merodear.
GUARDABOSQUES: Sí; vamos ya. ¿Sabe algo Caperucita de todo esto?
PAPA: Sí; lo sabe, pero como si no: Caperucita es una niña muy valiente y no le teme a nada.
GUARDABOSQUES: Pues yo estoy algo preocupado.
PAPA: Lo extraño es que parece un lobo vegetariano, porque no ataca a los rebaños. Como si se alimentara de hormigas. ¿Tú sabes si existen lobos hormigueros?
GUARDABOSQUES: No creo.
PAPA: Pues será un lobo de otro planeta, ¡qué sé yo!
ACTO II
Se ve a Caperucita andando lentamente por el bosque, recogiendo margaritas, dientes de león y alguna que otra florecilla de las que tan amante es para su herbolario.
ESCENA I
CAPERUCITA: ¡Ay! Vaya pinchazo. Trialarán, larán… Trialarán, larán…
LOBO EXTRAÑO: Oiga, jovencita. ¿Sabe a dónde da este camino? Oiga, por favor… ¿me podría usted decir adónde conduce este camino?
CAPERUCITA: Trialarán, larán… Juraría que oí una voz… Trialarán, larán… Trialarán, larán…
LOBO EXTRAÑO: Insisto, jovencita. Le estoy hablando yo, ¡EL LOBOOOOO!.
CAPERUCITA: ¡Ah qué susto me has dado! So tonto. Deja de jugar a disfraces que no es carnaval y vete a casa de la abuelita.
LOBO EXTRAÑO: ¿La abuelita? ¿Qué abuelita?
CAPERUCITA: Vamos, amiguito, ya está bien de bromas, sabes a qué me refiero ¿Vas a ir o no? Yo iré por el camino más largo y tú por el corto, como siempre..
LOBO EXTRAÑO: ¡Qué raro, no! Pues iré por donde me dice. Recogeré unas castañas para calmar el hambre. Mi alergia a la carne me hace más parecido a un jabalí que a un lobo, pero las castañas están bien ricas.
ESCENA II
ABUELITA: ¡Hola, Caperucita! Viniste muy pronto, todavía el lobo no ha llegado. ¡Qué falta de respeto para con los niños! Y ahora ¿cómo vamos a continuar con el cuento?
CAPERUCITA: No sé, abuelita.
ABUELITA: ¿Te encontraste con él?
CAPERUCITA: Sí, en el mismo lugar, pero… ahora que me doy cuenta… ¡No era el mismo lobo!
ABUELITA: ¡Qué me dices! ¡A quién habrán mandado esta vez! ¡Qué poca formalidad!
CAPERUCITA: Abuelita, tenemos que hacer algo rápido sin que llegue. Déjalo de mi cuenta.
ABUELITA: Jajaj… Es muy buena idea. Vamos a preparar todo que no hay más tiempo que perder.
ESCENA III
LOBO EXTRAÑO: Muy buenas, señora. Usted es la abuelita de una niña que se llama… espere, se llama…
ABUELITA: Caperucita.
LOBO EXTRAÑO: Eso es. Pecuriceta. Verá. Me mandan acá como actor para la representación de un cuento infantil, pero no sé de qué va porque no me dieron el guión.
ABUELITA: Desde luego… cada vez se quiere abaratar más las cosas y ¡claro! contratan a un actor de tres al cuarto.
LOBO EXTRAÑO: ¿Qué dice, señora? Si quiere me voy por donde vine y que manden a otro en mi lugar.
ABUELITA: No, espera, todo saldrá bien como siempre, tú no tienes nada más que dejar que la acción transcurra.
LOBO EXTRAÑO: Si usted lo dice… me quedo.
ABUELITA: Escóndete detrás de la casa; y sal cuando yo te avise.
ACTO III
Todo transcurre delante de la casa de la abuelita. Vean.
ESCENA I
ABUELITA: Entra, pero llama fuerte a la puerta, porque se supone que estoy muy sorda y recuerda que no eres el lobo: eres Caperucita.
LOBO EXTRAÑO: ¡UHF! Vaya trabajito. Aclararé mi voz: “Soy Caperucita…” ¡Anda, otro lobo! ¿Será algún especialista que enviaron a sustituirme? Me quedaré escondido para ver qué pasa.
LOBO: ¿Estás en cama, abuelita?
ABUELITA: Sí hijita, entra con tu cestita.
LOBO: ¡Qué cara tan paliducha tienes!
ABUELITA: Es porque me eché la crema, Caperucita.
LOBO: Abuelita, ¿cómo es que tus ojos brillan así?
ABUELITA: Es que estoy cansada de tantos panecillos y tanta miel. Mejor me hubieras traído unas botellas de sidra.
LOBO: Pero, abuelita, ¿cómo es que tienes las orejas tan coloradas?
ABUELITA: Es porque me da vergüenza hacer siempre de sorda, enferma y bonachona.
LOBO: ¡Ah, qué hambre siento!. Soy el mismísimo lobo y esta vez te comeré… ¡ay! …
ABUELITA: ¡Con que me comerás¡ Toma y toma y toma.
LOBO: ¡Ayyyyyyyy! Esta abuelita está loca. ¡Que alguien me ayude!
ESCENA II
LOBO EXTRAÑO: Qué miedo pasé. Vaya cómo actúan de bien. Casi me muero del miedo que me entró. Me acostaré un rato en esa cama tan mullida. Ya me llamarán cuando me encesiten.
CAPERUCITA: Abuelita. Trialarán, larán… Trialarán, larán…
LOBO EXTRAÑO: Oigo llegar a Caperucita, es el mismo cantar que escuché cuando nos encontramos allá abajo. Me haré el dormido. ZZZ…
CAPERUCITA: Abuelita, despierta, mira lo que te traigo.
LOBO EXTRAÑO: ZZZ…
CAPERUCITA: Pobre abuelita. No entro, pero por si acaso se despierta aquí le dejo su comida.
LOBO EXTRAÑO: Vaya suerte la mía. Empezaré con los panes y la miel, Me encanta este desayuno. Miraré en la nevera a ver si le queda leche. ¡Qué rico está todo!
ESCENA III
GUARDABOSQUES: Es rarísimo, hay huellas de lobo pequeño. Es como si fueran dos.
PAPA: Sí; es extraño. Estas parecen de un lobo borracho porque van haciendo curvas. Como si anduviese a castañas, pero que yo sepa, los lobos no comen castañas. ¡Qué raro!
GUARDABOSQUES: Vamos a la casa de la abuela. Me temo lo peor.
PAPA: Corramos. ¡Caperucita! ¡Dónde estará esta niña!
CAPERUCITA: Sí, papá. ¿Qué ocurre? ¿Cómo por aquí? ¿No confiabas en mí, papá?
PAPA: Hija, ¡qué bien que al fin te encuentro!
GUARDABOSQUES: ¿Viste al lobo?
CAPERUCITA: Lo que se dice al lobo… Bueno, he visto una especie de lobo blando. Nada comparado con el de otros cuentos.
PAPA: Corramos a la casa de la abuelita.
ESCENA IV
MAMA: Vaya una sorpresa que daremos a nuestra familia, hermana.
TÍA: Sí, desde luego; y con estos trajes no nos reconocerán a la primera. Aparquemos aquí las motocicletas.
MAMÁ: Vaya fácil que fue el examen de conducir.
TIA: Lo teníamos bien preparado. Ahora empezaremos a vigilar a los furtivos. Pobres animalitos del bosque.
MAMA: Yo no quisiera estar en el pellejo de quien encontremos cazando en estos bosques.
TIA: Ni que se le ocurra a nadie coger un caracol.
MAMÁ: Ni cazar un ratón.
TÍA: Ni destruir las toperas.
MAMÁ: Ni… ¿Ves, hermana lo que ven mis ojos?
TÍA: ¡No es posible! Mamáaa… ¿Qué traes en el saco?
ABUELITA: ¡Anda, recórcholis! ¡Los motorizados! ¡Qué hago yo ahora con este lobo!
MAMÁ: Mamá, qué haces fuera de tu casa, si debieras estar malita en la cama con fuertes catarros.
TÍA: Eso, mamá, ¿nos quieres decir qué diantres llevas contigo?
ABUELITA: Pero, ¿qué hacéis así vestidas? Y ¿esas motos? ¿De dónde las sac…?
MAMÁ: Son nuestras herramientas de trabajo. Tienes ante ti a tus dos hijas, del Servicio de Vigilancia del Campo.
TÍA: Y creo que esta va a ser nuestra primera actuación en materia de detención. Debemos sancionarte, mamá. Te hemos pillado in fraganti capturando una especie protegida.
ABUELITA: ¡A mí me tiene que pasar! ¡Mis propias hijas! Está bien proteger a desvalidos animales! Pero, y a mí ¿Quién me protege a mí cuando quiero cruzar la carretera en mi pueblo?
Se cierra el telón.
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