De
entre los escombros pude rescatar antiguos ladrillos macizos que fui
utilizando en la restauración de mi vivienda. Cada vez más raros,
adquieren un gran valor de mercado, bastante por encima del ladrillo
de factura moderna, que no son más que malas imitaciones; porque se
usan para dar un toque rústico en las viviendas.
También
rescaté algunas maderas de castaño, ménsulas, columnas, pontones y
vigas. La madera de castaño se considera un material noble, muy
común en la construcción antigua, ya sea de corredores, galerías,
hórreos y paneras que, por lo general, se conserva en perfectas
condiciones siempre que no estén bajo techo. Esta madera aguanta
bien el clima húmedo de Asturias, siempre que esté expuesta, al
menos una parte del día, a los rayos del sol y bien aireada. No hay
más que fijarse. La fachada principal, sobre la que se montan, está
orientada cuando menos al Sur y como mínimo al Este que es un viento
seco y tiene asegurado el sol en el horario de la mañana.
De
igual manera, tal como ladrillos y maderas, se encuentran tiradas
piedras de los dinteles de las puertas y ventanas; me viene a la
mente el gran esfuerzo de los canteros para labrarlas y encajarlas a
medida justa a golpes de maza sobre el cincel.
Volviendo al tema de los ladrillos macizos, se hacían tres tipos de
ladrillos con igual medida de largo y ancho:
Tabiquero,
el de menor sección de los dos tipos, destinado como dice su nombre
en la construcción de los tabiques que separan las distintas
dependencias de un edificio. Con ellos se evita añadir demasiado
peso muerto al suelo, que antiguamente era de tabla.
Machetón,
que le sigue en sección, empleado para las paredes de mayor
resistencia, en media o doble asta.
Rasilla,
aún de menor sección que el tabiquero, se usaba para hacer bóvedas
sobre los pontones, tramos de escaleras y cubiertas de los tejados,
usando dos o más capas cruzadas unas sobre otras.
De
entre todo aquel montón de cascotes, basculados en cualquier
hondonada comunal y bosques privados, a veces también en las riberas
de los ríos, pude rescatar un buen número de ladrillos enteros,
aparte de los partidos y medios, que son igualmente aprovechables en
la construcción.
Una
vez al pie de obra los limpiaba del mortero, que por fortuna solía
ser de cal y arena.
Cuál
sería mi alegría cuando, al rascar la cal en uno de ellos, di con
este texto grabado sobre la húmeda arcilla el cual transcribo “ad
pedem litterae”:
“Un
individuo que nació el día 23 de Febrero de 1888
y
que murió el día 23 de Febrero de 1900, qué edad tenía”.
Está
hecho con una letra caligráfica, inglesa, totalmente legible, salvo
por algunos desperfectos y rotura del ladrillo.
A continuación del texto viene una cuenta así dispuesta:
1 9 0 0
- 1 8 8 8
_______
0 0 1 2, 0 0
Lo
usé junto con otros ladrillos tipo tabiquero, en la
construcción de la campana de la chimenea de troncos en el salón, a
la altura de la vista. Años después lo rescaté cuando decidimos
encastrar una chimenea de hierro fundido y puerta de cristal por el
mayor rendimiento energético que tienen.
Un
hallazgo tan baladí, es para mí de gran valor y por eso ahora me
apetece recogerlo entre las ayalgas de este blog para disfrute de los
lectores.
La
historia verdadera de ese ladrillo y del escrito, es decir la
anterior a que yo lo hallase por azar en una escombrera, me dio para
pensar y comentar con los amigos con los que comentaba del tema.
En
un principio pensé que se trataba de una especie de estela donde se
narraba con toda la crudeza la muerte prematura de algún guaje de
los que ayudaban en la tejera. Puse el acento, en la edad que solían
tener los niños, guajes, que iban como ayudantes a las
tamargas.
Con
el tiempo me fui formando otra idea menos cruenta de lo que el barro
trasmitía, quizás llevado por mi profesión que ejercía.
–
Y ¿por qué no podría tratarse de un simple problema aritmético?;
– propuesto en una clase al aire libre, quizás en el descanso del
almuerzo.
Los
ladrillos, después de sacados del molde, los llevaban al secadero,
antes de pasarlos al horno.
Los
tamargos eran de toda condición y edad. Los guajes
solían ir a las tejeras con su padre o encomendados a algún otro
familiar o vecino. Podía ser la enseñanza que sobre el cálculo le
daba un padre a su hijo o que, simplemente alguno cualquiera de los
obreros, con estudios, la letra lo confirma, quisiese enseñar a los
demás. ¡Qué mejor pizarra que un bloque de barro aún fresco! Como
stylo, es decir, como estilete, cálamo o pluma,
quizás usase el cañón afilado de un helecho seco usado en los
toscos camastros y que era también el material combustible en los
hornos, junto con los gromos y cádabas del tojo.
La
verdad sea dicha que, si es esa la explicación más plausible,
podría haber puesto otro ejemplo más alegre que la muerte de un
chiquillo de doce años. Bastaría que preguntase por la edad que
tenía el chiquillo en el día de su cumpleaños. Aún sigo teniendo
mis propias dudas entre la primera y la segunda interpretación que
le di al caso, pero me quedo mejor con la segunda, por supuesto.
Esta
es la foto que tengo de la ayalga.
Esta
es la forma de contar en xíriga, que era el habla de los
tamargos llaniscos y que aún la siguen hablando en algunas
poblaciones donde tuvo mayor arraigo. Muchos vocablos de la Llingua
usada en la zona oriental que comprende Llanes y para no herir
susceptibilidades se hace extensible de igual forma a las limítrofes:
Ribadedeva, las dos Peñamelleras, Cabrales, Onís y la Riosellana,
tienen su origen en esta habla, inventada como otras más
relacionadas con los oficios, para proteger el saber especializado
del tamargo.
Como
curiosidad aquí detallo la forma de contar en xíriga:
1:Ba/bate.
2:Bi. 3:Iru. 4: Lau. 5: bos. 6: Seí.
7: Zaspi. 8: Sorti. 9: Bedecerasti. 10:
Amar. 11: Amica.
Del
doce al diecinueve se construyen con el prefijo Amar (10) seguido de
las unidades: 12: Amarbi. 13: Amariru. 14: Amarlau.
15: Amarbos. 16: Amarseí. 17: Amarzaspi.
18: Amarsorti. 19: Amarbedecerasti. 20: Oguei.
100: Eún. Mil: Emilia. Millón: Emilio.
Y
de la misma forma, las veintenas: Ogueiba, Ogueibi, Ogueiiru,
Ogueilau, Ogueibos, Ogueiseí, etc.
La
tercera decena y siguientes se construyen con el sistema en
base veinte combinado con la de diez:
30:
Oguei amar (20+10). 40: Bioguei (2 x 20). 50: Bioguei
amar (2x20+10). 60: Iruoguei. 70:Iiruoguei
amar. 80: Lauoguei. 90: Lauoguei amar.
Ejemplos:
54:
Bioguei amar lau.
345:
Irueún bioguei bos.
3.576:
Iruemilia boseún iruoguei amar seí.
Recomendable
ejercicio para mantener las facultades mentales en perfecto
funcionamiento.
Para
conocer el vocabulario de xíriga, visita desde
el mismo blog
en este
enlace que hice a tal
fin.
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